Dolientes relatos en la causa de los magistrados
Volver a contar el espanto es volver a atravesarlo. Algo así como reconocer la inmensidad de la zozobra de vivir frente al terror que sucedía en un cuarto, en una pequeña celda, pero que más allá tampoco tenía límites: nada parecía poder detenerlo en aquel país clandestino no sólo en campos de concentración y calabozos, sino también en las instituciones.
















